“Roma caput mundi”, “todos los caminos conducen a Roma” Frases que todos escuchamos alguna vez, pero que sólo podemos entender cuando venimos a Roma. Dichas frases, de enorme significado, pueden ser entendida caminando por sus calles, pero sólo de la mano de una experta en historia y en arte. Caminar a solas por Roma, sin saber que se están mirando edificios, templos o fuentes que nos hablan de milenios, es como caminar a ciegas.
Roma como “caput mundi” dominó desde Britania al Eufrates y para poder hacer llegar productos a ésta, construyó caminos hacia los cuatro puntos cardinales. Desde los rincones más recónditos del Mar Mediterráneo llegaban a Roma todo tipo de alimentos, como también materiales para embellecer una ciudad que superaba el millón de habitantes. Pero no sólo. Desde Grecia trajeron la filosofía, la política, el arte, los mitos, la arquitectura, las esculturas. Desde Egipto transportaron obeliscos, las columnas de granito, el trigo, pero también abrazaron a sus Dioses: Isis, Osiris y Serapis. De España llegaba el aceite, el pescado, el aliño y la madera. Una vez que fueron potentes, comenzaron a exportar la propia cultura y así es como encontramos en todos los países del Mediterráneo, los anfiteatros, los acueductos, los templos. Etc. Una vez que conquistaron la Gallia (hoy Francia) , comenzaron a cultivar el vino, hoy famoso en el mundo. La industria del vino francés nace en época romana, cuando aquel territorio se llamaba la Gallia.
Digamos que todo llegaba a Roma y desde Roma se extendía a otras latitudes.Todos los caminos conducen a Roma y dichos caminos siguen existiendo hasta hoy día. Cuando el Imperio Romano dejó de ser una unidad militar y desde los rincones más alejados de la metrópoli comenzaron las revueltas varias, un Emperador, llamado Aureliano, decidió amurallar Roma. Esta muralla alta 10 metros, tuvo que contener las 16 puertas, de los 16 caminos que llegaban a ella. Dichos caminos siguen hoy existiendo, como también sus puertas, flanqueadas por torres de vigilancia y doble portón. Pero a pesar de las murallas y las robustas puertas, Roma fue saqueada 5 veces, ¿por qué?
Eso lo sabremos visitándola.