LA FUENTE DE TREVI.
Aquella fuente que atrae a millones de turistas todos los años, escenario de películas italianas que hicieron la historia de la cinematografía italiana, como la “Dolce Vita” o “Nos habíamos amado tanto”, nace de un objetivo muy lejos del turístico. En aquellos siglos en que Roma era la ciudad de los peregrinos y fieles que llegaban a la ciudad en busca del perdón de los pecados y la indulgencia plenaria, la Fuente de Trevi era el oasis después de kilómetros de camino, sin más medios que la propias energía vital.
Fue en el siglo XVII, que algunos pontífices comenzaron a pensar en realizar la fuente de la purificación y el refresco, para acoger al fiel en un lugar que les diera sustento anímico y físico. Arquitectos como Borromini, Rainaldi y Bernini fueron interpelados para la creación de proyectos. Pero habrían de pasar otros 80 años, antes de que el proyecto se concretara. A principios del siglo XVIII fue llamado Nicolo Salvi, el cual logra convencer al Papa Clemente XII, tomando inspiración en dos temas importantes: el triunfo del agua y el nombre del acueducto que provee el agua hasta el día de hoy: Agua Virgen.
En el 1735 era inaugurada por primera vez, la FUENTE DE TREVI, que habría de ser la más famosa del mundo.